Cuando tendría unos 15 o 16 años,
un día que pensaba que iba a ser normal, mi primo me esperaba al final de las
escaleras, impaciente. No sabía que pasaba, pero tenía que ser algo grave,
porque no eran tan normales esos nervios. Cuando llegue a su lado y antes de
que pudiera decirme nada, vi pasar a un compañero de clase por su espalda, camino
del servicio, entero manchado de algo rosa, desde los pelos hasta los zapatos.
En esos años llevábamos uniforme, un polo blanco, un pantalón y zapatos negros,
pero él los tenia enteros pintados de rosa, lo mire y solo me dijo una cosa, “Es
que se ha puesto muy pesado”, nos echamos a reír, es normal, no todos los días veías
esa escena, pero… mientras nos reíamos vi que no solo era él, estaba todo el
pasillo pintado de rosa, paredes, suelo, hasta el techo era rosa, eso ya no me
hizo ninguna gracia, ya que aun no sabía que es lo que había pasado. Mi primo siguió
contándome, “se puso muy pesado, así que le enchufe el extintor”, Si, ahí descubrí
que el color de algunos extintores eran rosas, pero teníamos un problema, la
profesora estaba a punto de llegar y estaba todo manchado, una fina capa de
polvo que destacaba en ese pasillo blanco. ¿Qué hicimos? Fácil, entramos a la
clase, y fuimos al final de esta, donde estaban colgados los macutos, ya que en
el instituto nos obligaban a cambiarnos el uniforme, al finalizar la clase de
gimnasia, puntuando con un negativo a quien no trajera muda, por lo que siempre
había macutos colgados al final de la clase. Teníamos muchas camisetas a modo
de trapo para usar, por lo que cogimos unas cuantas y nos pusimos a limpiar el
pasillo entero, hasta que quedo “limpio”.
Cuando terminamos, pusimos las camisetas “sucias” en su lugar y nos sentamos en
clase a esperar a la profesora. En ese tiempo mí primo me conto la historia
entera:
“Esta mañana se ha puesto muy
pesado, así que de broma he cogido el extintor y le he “amenazado” con quitarle
la anilla, el se a reído y me ha retado, típica frase absurda de “no tienes
huevos”, por lo que al final si le he enchufado con el”
Mientas me lo contaba, iba haciéndome
los gesto, y como entre toses movía los brazos como si nadara, quedando aun mas
rosa de lo que había visto. En esos años no sabía que los extintores lo que
hacen es quitarle el oxigeno al aire, más que mojar, es decir, que le podía haber
hecho… bastante daño sin saberlo. Pero el día paso con normalidad, por lo que nos
adjudicamos nuestra victoria. Sabíamos que lo habíamos limpiado bien, y que el
compañero no se chivaría, ya que en parte, parecía que era culpa suya también.
A la mañana siguiente, continuaba
todo igual. Pero en mitad de la clase, llego el jefe de estudios a preguntarnos
quien había vaciado el extintor, no sabíamos que había pasado, ¿como lo habían descubierto?
Pues… muy fácil, una de las limpiadoras del centro, pregunto a primera hora
porque estaba el suelo del pasillo tan pegajoso el día anterior. Investigando, los
profesores se dieron cuenta de que el extintor estaba vacío, y como era el que
estaba al lado de nuestra clase, no era tan difícil saber que éramos algunos de
nosotros. Mi primo sin ni siquiera inmutarse, ni el jefe de estudios haber
terminado su amenaza, se levanto y confesó que fue él, nos habían pillado, era
un poco absurdo esconderlo.
Al final todo quedo en una “regañeta”
y en tener que recargar el extintor, cosa que hicimos los dos juntos. Recuerdo
que hicimos un trato, el lo llevaba del colegio a la tienda y yo al contrario,
el recorrido era el mismo, pero no calcule que el peso del extintor, obviamente,
subiría al recargarse. Al final de camino al colegio lo llevamos entre los dos,
cada uno por un lado, y todo el mundo por la calle mirándonos.
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