domingo, 9 de octubre de 2016

Trasnochar


Despertarse a las tres y media de la noche, por culpa de unos pequeños ruidos, casi imperceptibles, pero aún así ruidos y encontrarse una cucaracha dando vueltas en por el suelo de tu habitación, no tiene precio, es más, de verdad que no tiene precio, o eso me aseguró el hombre de exterminación de plagas, “por una cucaracha, no le voy a dar presupuesto señora, coja un trapo o una zapatilla”y me colgó, sin más, la gente a las cuatro de la mañana puede llegar a ser muy odiosa, luego se quejara de que hay crisis, putos vagos, pero me hizo reflexionar en muchas cosas, entre ellas, como suena mi voz de aguda cuando me asusto, ya que no soy una señora y por último, pero no menos importante, si que hay poca gente jugando al Candy Crush, porque llevo tres horas jugando y nadie me desbloquea el camino, un engaña bobos es esto. Y aquí estoy, de pie, en la esquina más alejada del suelo de la cama, que llegó tarde dos horas al trabajo, mientras Rocky, si Rocky, son muchas horas a su lado y se le coge cariño (ya sabéis el dicho, si no puedes con el, adóptalo) entrena para un triatlón dando vueltas en el suelo de mi habitación


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